Roberto
Zucco es una obra de teatro escrita por
Bernard-Marie Koltès, en 1988. Esta obra está inspirada en una historia real;
mantiene el referente directo de quien fue un asesino en serie, llamado Roberto Zucco y en ella se narra, paralelamente, la vida de Zucco y de la Chica. Como
obra postmoderna, trae consigo flujos de conciencia que resultan desbordantes y
de una fuerza caótica. Es así como su protagonista mantiene esa visión
postmoderna del vacío, de la falta de sentido de la vida y es por esto que mata
sin ningún motivo. Es como si en su existencia no pudiera caber el amor en
otras facetas que no fueran el amor a la muerte y es que tan solo está
enamorado de la idea de matar por matar:
Los hombres necesitan a las mujeres y las mujeres a los
hombres pero sin amor…Me gustaría revolver eternamente la basura. Creo que no
hay palabras, no hay nada que decir. Hay que dejar de enseñar las palabras. Hay
que cerrar las escuelas y agrandar los cementerios… Tarde o temprano todos
tenemos que morir y eso hace cantar a los pájaros, hace reír a los pájaros.
También los demás personajes de esta obra están trabajados desde su psicología y algunos
de ellos se adentran en largos monólogos interiores que dejan entrever sus
traumas, obsesiones y dramas personales. Parece ser que los narradores, en
primera persona, intentaran agotar el lenguaje en los momentos de
introspección; y es así como se trata de un discurso que se fragmenta, porque
en la conciencia no puede haber un orden.
Por ejemplo, en Ofelia, la escena XIII de la obra, nos encontraremos con
que el único personaje que sale en escena es La hermana. Haciendo referencia al
trágico personaje de Shakespeare, esta escena está compuesta de principio a fin
por los intensos pensamientos que tendrá este personaje por su hermana y por lo
que ha ocurrido con ella; pero en este flujo de conciencia, también podremos
ver el aparente odio que les tiene a los hombres:
¿Dónde está mi paloma? ¿A qué mugre la arrastraron? ¿En qué
jaula infame la encerraron? ¿Qué animales perversos y viciosos la rodean?
Quiero encontrarte, mi tortolita, te voy a buscar hasta la muerte. (Pausa.) El
macho es el animal más repugnante entre los animales repugnantes de la tierra.
En el macho hay un olor que me repugna. Como el de ratas en los desagües, el de
cerdos en los chiqueros, el olor de estanque donde se pudren los cadáveres.
(Pausa.) El macho es sucio… Todo está sucio aquí. Toda esta ciudad está sucia y
poblada de machos. Que llueva, que siga lloviendo para que la lluvia lave un
poco a mi tortolita…
El tema de la dependencia está presente en ella porque no es
capaz de vivir su propia vida; pareciera ser que no puede existir por sí sola,
necesita de la hermana menor para ser, para cumplir un rol en la vida. Por otro lado, toda la obra de teatro está marcada por la
poesía. En la escena VIII se nos muestra a un asesino que evoca al mar y se
autoenaltece: “Así fue creado, como un atleta./Hoy tu enorme furia me
completa./ Oh mar, qué grande soy en mi pedestal divino./ Toda tu inmensidad
corroe mis pies en vano./Desnudo, fuerte, la frente inmersa en un torbellino de
bruma”.
La obra está trabajada con elementos surrealistas. En la
escena XV, cuando Zucco ha escapado por 2nda vez y está en el techo dice:
Miren lo que sale del
sol. Es el sexo del sol; es de ahí de donde sale el viento…” Y nos
encontraremos con unas voces que le hablan y lo enaltecen; elevan al
protagonista a la calidad de “héroe”, manteniendo un tratamiento muy simbólico
con él, aunque también cuestionador de sus acciones. Mientras Zucco está por el
tejado, las voces le dicen: “¿De dónde te viene la fuerza Zucco, de dónde? …
Pero tu padre y madre, Zucco. Los padres no se tocan… Pero un niño, Zucco. No
se mata a un niño… Eres un héroe, Zucco. Eres Goliat. Eres Sansón…
Por medio de estos referentes, se nos recuerda que también Roberto
Zucco ha caído por una mujer. Lo apresan por culpa de la chica quien
ingenuamente, al encontrarlo, lo llama por su nombre. Son muchos los temas que
se van presentando a lo largo de la obra. Se aborda la sexualidad desde una
concepción bastante antigua, machista y conservadora ya que se plantea el
absurdo de la virginidad como lo intocable y sagrado, como lo que vale más que
la vida misma de la mujer. Sin ella, la mujer ya no tiene más elección que
prostituirse. El hermano le dice a la chica, en la escena V que:
No te sirve de nada ser recatada ni un segundo más. Empieza,
mi vieja y rápido. Abandónate a tu naturaleza, ve a callejear por el Petit
Chicago, con las putas, hazte puta… Ya no pierdas más tu tiempo en bajar la
mirada y cerrar las rodillas…De todas maneras, ahora el casamiento está
perdido…Ya no tienes edad; podrías tener quince o cincuenta años, me da lo
mismo. Eres una hembra y a todo el mundo le da igual.
También
existe una crítica a la estructura del orden social. Los guardias, los
policías, el comisario, el inspector… Ninguno es capaz de encontrar al asesino;
ninguno puede siquiera indagar correctamente sobre su paradero. El inspector le
dice al comisario que Roberto Zucco podría ser un agente alemán en Kenia. Y el
comisario le responde, en la escena IX: “Las conjeturas de la policía después
de todo no estaban tan equivocadas.” Los policías se muestran retratados como
unos cobardes. En la escena X, no quieren acercarse al violento drama que está
viviendo la Dama y el chico, por Roberto Zucco, porque tienen miedo: “Yo no
toco esas llaves. No es mi tarea. Soy padre de familia”.
Redactado por:
Isis Córdoba M.
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