Si bien el
periodismo se caracteriza por la objetividad –en caso ideal del oficio- a la hora de redactar, muchos
escritores han sido periodistas y, poco a poco, las brechas entre periodismo y
literatura se van difuminando. Tras la
década del sesenta y el surgimiento de la corriente llamada “Nuevo periodismo”
–la cual consistía en aprovechar la experiencia investigativa para contar
historias- muchos nombres han aparecido. Gabriel García Márquez, Mario Vargas
Llosa, Rodolfo Walsh y sus novelas testimoniales... existen numerosos ejemplos
de grandes escritores que han ejercido el periodismo y que, aprovechando sus
habilidades narrativas dan el salto a la literatura.
El periodista Gay
Talese fue el pionero en volcarse a la
literatura al narrar con un estilo particular sus reportajes en el New York Times, siendo el más famoso
“The bridge” (1964). Al igual que él,
Truman Capote puede ubicarse en ambos oficios ya que comparten puntos ligados a
la corriente del “Nuevo periodismo”, la cual se caracteriza por la producción
de textos no-ficcionales que utilizan recursos literarios y es por ello que el
valor literario no va de la mano de la construcción de historias, sino de la
habilidad para narrarlas. Dentro de este grupo se podrían incluir al argentino
Martín Caparrós y a Leila Guerriero, conocida mundialmente por sus crónicas.
Truman Capote |
Por otro lado,
también hay periodistas que se convirtieron en escritores de ficción inspirados
por historias familiares o conocidas a través del ejercicio periodístico. Así,
tenemos a best-sellers latinoamericanos como Gabriel García Márquez, quien es
referente del realismo mágico. Por ende, ya sea apegados o no a una corriente,
desde la objetividad o la subjetividad, el periodismo está –ya sea en fondo o
en forma- cada vez más cercano a la literatura.
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