Nació
en Pinsk, Bielorrusia, entonces parte de Polonia, el
escritor y periodista Ryszard
Kapuscinski, maestro de este oficio, el mismo que nos dejó muy claro una
verdad indiscutible: “Las malas personas no pueden ser buenos
periodistas”.
Es considerado uno de los mejores reporteros
internacionales. Debutó con 17 años en la revista polaca “Hoy y mañana“. Kapuscinski sobrevivió a 27 revoluciones, informó 12 veces
desde el frente y fue condenado a muerte en cuatro ocasiones. Fue maestro
de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada y presidida
por Gabriel García Márquez. Colaboró en medios
como Time, The New York Times, El País, La
Jornada y Frankfurter Allgemeine Zeitung. En 2003 recibió
el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por «su
preocupación por los sectores más desfavorecidos y por su independencia frente
a presiones de todo signo, que han tratado de tergiversar su mensaje».
Falleció el 23 de enero de 2007.
Estas son las reflexiones que más han impactado:
1. “Heródoto era un hombre curioso que se hacía muchas
preguntas, y por eso viajó por el mundo de su época en busca de respuestas.
Siempre creí que los reporteros éramos los buscadores de contextos, de las
causas que explican lo que sucede. Quizá por eso los periódicos son ahora más
aburridos y están perdiendo ventas en todo el mundo. Ninguno de los 20
finalistas de la última edición del Lettre-Ulysses del arte del reportaje
[premio que se otorga en Berlín], y del que soy miembro del jurado, trabaja en
medios de comunicación. Todos tuvieron que dejar sus empleos para dedicarse al
gran reportaje. Este género se está trasladando a los libros porque ya no cabe
en los periódicos, tan interesados en las pequeñas noticias sin contexto”.
Lo dijo para el diario El País de España:
2.El Mundo le preguntó: ¿Cómo debe ser el periodista
del siglo XXI?. El maestro respondió: “Se diferencia del siglo XX en el
sentido técnico. Antes el periodista cuando se iba a una guerra tenía libertad
para moverse. Dependía mucho de su talento, de su validez. Ahora, como tenemos
teléfonos móviles o Internet el jefe de redacción sabe mucho más lo que está
pasando. El periodista destacado en un lugar sabe lo que ve, mientras que el
jefe, que está en Madrid o Roma, tiene la información de varias fuentes. Al
final, el periodista, en vez de llevar a cabo sus investigaciones, se dedica a
confirmar lo que el jefe le pide desde la redacción. El sentido del trabajo ha
cambiado mucho.
3. “Me gustaría que mis libros sirvieran para que los
lectores del siglo XXI comprendieran lo que ha sido el nacimiento del Tercer
Mundo, la llegada al poder y la, soberanía de sociedades míseras, rurales e
iletradas, un fenómeno sin precedentes que va a cambiar la mentalidad y el modo
de vivir en todos los países”. (En El País)
4. “Antes, los periodistas eran un grupo muy reducido,
se les valoraba. Ahora el mundo de los medios de comunicación ha cambiado
radicalmente. La revolución tecnológica ha creado una nueva clase de
periodista. En Estados Unidos les llaman media worker. Los periodistas al
estilo clásico son ahora una minoría. La mayoría no sabe ni escribir, en
sentido profesional, claro. Este tipo de periodistas no tiene problemas éticos
ni profesionales, ya no se hace preguntas. Antes, ser periodista era una manera
de vivir, una profesión para toda la vida, una razón para vivir, una identidad.
Ahora la mayoría de estos media workers cambian constantemente de
trabajo; durante un tiempo hacen de periodistas, luego trabajan en otro oficio,
luego en una emisora de radio… No se identifican con su profesión”. (El País)
5. “El verdadero periodismo es intencional… Se fija un objetivo
e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar,
informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la
arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el
respeto del otro. Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el
primer disparo, comienza con un cambio del vocabulario en los medios. En los
Balcanes se pudo ver claramente cómo se estaba cocinando el conflicto”. (El País).
6. “Esta una profesión muy exigente. Todas lo son, pero
la nuestra de manera particular. El motivo es que nosotros convivimos con ella
veinticuatro horas al día. No podemos cerrar nuestra oficina a las cuatro
de la tarde y ocuparnos de otras actividades. Éste es un trabajo que
ocupa toda nuestra vida, no hay otro modo de ejercitarlo.O, al menos,
de hacerlo de un modo perfecto”. (En “Los cínicos no sirven para este
oficio”)
7. “Hay profesiones para las que, normalmente, se va a
la universidad, se obtiene un diploma y ahí se acaba elestudio. Durante el resto
de la vida se debe,simplemente, administrar lo que se ha aprendido. En el
periodismo, en cambio, la actualización y el estudio constantes son la conditio
sine qua non. Nuestro trabajo consiste en investigar y describir el mundo
contemporáneo, que está en un cambio continuo,profundo, dinámico y
revolucionario. Día tras día,tenemos que estar pendientes de todo esto y en
condiciones de prever el futuro. Por eso es necesario estudiar y aprender
constantemente”. (En “Los cínicos no sirven para este oficio”).
8. “Podemos encontrar muchos periodistas jóvenes llenos de
frustraciones, porque trabajan mucho por un salario muy bajo, luego pierden su
empleo y a lo mejor no consiguen encontrar otro. Todo esto forma parte de
nuestra profesión. Por tanto, tened paciencia y trabajad. Nuestros
lectores,oyentes, telespectadores son personas muy justas, que reconocen
enseguida la calidad de nuestro trabajo y, con la misma rapidez, empiezan a
asociarla con nuestro nombre; saben que de ese nombre van a recibir un buen
producto. Ése es el momento en que se convierte uno enun periodista
estable. No será nuestro director quien lo decida,
sino nuestros lectores”. (En “Los cínicos no sirven para
este oficio”).
10. “Una de las cosas que resulta fundamental entender es
que, en la mayor parte de los casos, la gente sobre la que vamos a
escribir la conocemos durante un brevísimo periodo de su vida y de la nuestra.
A veces vemos a alguien durante cinco o diez minutos, estamos viajando a otra
parte y a esa persona no volveremos a verla nunca más. Por tanto, el secreto de
la cuestión está en la cantidad de cosas que estas personas son capaces de
decirnos en un tiempo tan breve. El problema es que las personas, en un
primer contacto, son generalmente muy calladas, no tienen ganas de hablar. Es
una experiencia que todos compartimos: es necesario cierto tiempo para
adaptarse al otro. ¡Pero esos escasos minutos a veces son los únicos que tenemos
para hablar con una persona! Para un periodista, si esos minutos transcurren en
silencio o generan una comunicación insatisfactoria, el encuentro es un
fracaso. El éxito depende entonces de situaciones que están fuera de nuestro
control, casi casi de “accidentes””. (En “Los cínicos no sirven para
este oficio”).
Estas otras frases seguro te gustarán:
Este hombre tiene libros muy interesantes sobre periodismo y cada frase que dice le da en el punto exacto.
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