El autor Pablo Palacio tiene un puesto privilegiado entre
los escritores ecuatorianos. Su literatura tan característica y diferente a la
de su generación es sagaz, arriesgada, muy irónica. Entre sus cuentos
rescataremos un fragmento peculiar, que mantiene una pequeña línea argumental y
que llama la atención por el tono de la narración. El fragmento N°10, que se
puede tomar como un micro-relato, ficcionaliza sobre unos estudiantes
universitarios que se suicidan en masa porque su profesor es un “majadero”. En
una línea del texto se resume claramente el argumento: “Todos los chiquillos de
la clase hemos decidido suicidarnos en masa porque usted es un majadero.”(Palacio, 1964, Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana) Con
este texto Palacio hace una crítica a la docencia, el narrador juzga que el
profesor emite palabras inútiles. Podemos relacionar este pensamiento que surge
de su literatura con el pensamiento del filosofo Nietzsche, es decir, del
espíritu de crítica que poseen estos dos
autores. Nietzsche a través del ensayo y Palacio con la literatura, pero ambos
escudriñan todo lo que les rodea y principalmente su sociedad, escarbando para
hablar de los cimientos que la rigen y principalmente sus inconsecuencias y
desde allí escriben sus textos.
Con esta introducción
partimos para relacionar a Nietzsche con el texto, pues desde un inicio
sentimos esta atmósfera nihilista de los personajes. Los chiquillos han perdido
el sentido de la vida. Si el nihilismo es la negación radical de
todos los valores existentes, actitud de resentimiento hacia la vida, actitud
del hombre que ante la noticia de que “Dios ha muerto”, por lo tanto, pérdida
de valores vitales del cristianismo. Los chiquillos sufren de esta pérdida y
orfandad, pues, ahora sin sentido en la vida, no les queda más que
autoeliminarse. El suicidio es evidencia de que no creen en Dios, pues
significaría un sufrimiento aún mayor, el infierno. El profesor “majadero”
cumple un rol también nietszcheniano, el de la ciencia positivista y ya
obsoleta. Como los valores cambian con el tiempo, entre la generación del
profesor y la generación de los chiquillos existe este cambio de valores o
distanciamientos teóricos.
El sujeto objetivo, aquel
que construye la realidad por medio de la razón, representado por el profesor,
no es auténtico. Los sujetos auténticos con aquellos que cuestionan el orden
establecido por los valores, recorren la vida con la mirada del artista. La
imaginación como fuente del conocimiento y del lenguaje es una idea que no se
queda fuera del texto. Este cuento critica el lenguaje obsoleto, ese que
intenta comunicar conocimiento, el que a Nietszche le parece solo un
encubrimiento, ese es el lenguaje del profesor. El lenguaje verdadero sería
lenguaje literario o lenguaje del arte, del que Palacio no es extraño.
El suicidio masivo,
que es un evento violento, contrasta con el lenguaje ligero, anecdótico y
onírico de esta micro ficción. Desde el inicio dice: “el profesor sabio hacía
gestos y hablaba, hablaba y hacía gestos; pero sus palabras, apenas salidas de
sus labios, se le caían en la punta de los zapatos: era que no podían avanzar
porque la clase estaba llena con el coraje de los chiquillos…”(Palacio, 1964,
Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana) Como vemos en esta cita, el texto de
Palacio no respeta las leyes de la física y mantiene esta relación que tiene el
arte con lo onírico que propone Nietzsche. Para Nietzsche el lenguaje del arte
nos permite decir más que el cotidiano, sirve para trasmitir lo real, pero
según su misma teoría, nos permitiría decir tanto como el lenguaje cotidiano
que es arbitrario, metafórico e inventado, un mundo ficcional en sí mismo.
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