“La mujer fatal es la que se ve una vez y se recuerda siempre.
Esas mujeres son desastres de los cuales quedan siempre
vestigios en el cuerpo y en el alma. Hay hombres que se matan
por ellas; otros que se extravían..."
(R. del Valle Inclán, La cara de Dios, 1900.)
En el cine hay personajes que responden a un modelo. Los arquetipos como el héroe, el sabio, el padre, etc, han parecido a lo largo de toda la historia de la ficción. Pero en 1940 resurge con mucha fuerza un personaje femenino peculiar. Uno de los personajes más característicos del cine hollywoodense es
la femme fatale. El cine negro propone este arquetipo femenino que constituye
un obstáculo en la vida del protagonista masculino. Se la reconoce por ser una
mujer elegante y seria. El maquillaje, peinado y ropa de la actriz es muy
importante para la caracterización, que debe sugerir sensualidad o poder sexual.
Suele llevar un cigarrillo en la mano le da al personaje cierta connotación de
masculinidad, libertad, independencia, poder, seguridad. Se la ilumina con luz
fuerte en ángulo cenital para acentuar sus rasgos faciales y de esta forma
generar un aura misteriosa. La noche es el mejor momento para retratar a la
femme fatale porque es en este contexto en que se la encuentra comúnmente. Las
expresiones corporales y del rostro, al igual que el resto de los elementos,
deben sugerir sensualidad y misterio.
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